jueves, 21 de marzo de 2024

Poquita fe, Robin Myers.

En Tener dijo «somos injertos», ahora es un bosque.


Myers, la de los dientes diminutos como las hormigas, la de las promesas tiernas del comercio, la poeta donde hay fruta y adoquines y muchas formas de decir el yo.
Myers fue una de las autoras que me hizo engancharme a Kriller.
Ahora, junto a otras dos editoriales admiradas, comienza a hacerse con un estante entero, y las ganas que tenía de este libro eran inmensas.
La manera en la que me organizo no es tanta ni tan buena y estoy ahora, con otros cuantos a la cola, acabando su lectura.
No es mi favorito de Myers*, y a la vez tiene cosas que lo hacen favorito entre libros, entendiendo que lo admirado, como la amistad, no funciona en pódiums ni medallas. El favorito se lo dejé a mi admirado @adrianmaceda y está en Galicia, cambiando de aires, ¿es el favorito o es el descubrimiento inicial? ¿No le dejé el siguiente porque tenía demasiados poemas al margen?¿Sigue siendo Myers una dinamitadora de poemas al margen? Sí: sin lugar a dudas, provoca el diálogo.







Este libro es algo distinto, quizá más transparente, quizá la transparencia tiene que ver con la presencia: con generar presente o pulsar de una manera muy exacta lo que nos comparte: el dolor, el tiempo, la pérdida, las ganas de creer en la bondad, pero ¿cómo? El deseo, el cuerpo, el sexo, también. Y de nuevo, conseguir el instante, como la pulpa que está en cada portada y en cada libro, la pulpa que ella misma dice. A ratos menos imaginativo que los anteriores, a ratos muy colorido: como estar a mitad de la plaza del pueblo y oír los cascabeles, el humo, ser la plaza, o algo así.

*Escribí no es mi favorito y luego avancé.

Es un libro con curva escénica, va en crecendo, supone aprendizaje y relectura. Dos poemas, creí, cuatro al final, me han dejado muda. El libro que los rodea es bueno, buenísimo, pero esos dos (cuatro) poemas resuenan, la piel queda distinta. Lo que nos junta, a esos poemas y a mí escalofrío, es la experiencia personal. La generacional. La intersección. La vida. Parece que reconocerse en un poema es de primero de lector, en cambio cuando se tiembla significa. Leo la gata ya no, leo los pezones que lo son cuando se activan, leo la inquietud de lo vacío, el impulso de quererlo llenar, el miedo. Quiero decir: es mi favorito, lo es, y eso no significa nada, pero sí hay una certeza, absoluta, estamos ante una poeta que tiene el lenguaje y su alquimia.

Gracias Kriller por traerla otra vez. Gracias, gracias, gracias.

Este es un libro lleno de cuerpos nuevos, lleno de sitios nuevos, de nuevas preguntas hacia la herencia y la metamorfosis de la herencia. Cuando se dice poesía hablamos de esto, justo de esto. 






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