Construir lectores de Vicente Luis Mora. Ensayo publicado por Vaso Roto.
Cuando una lectura inaugura diálogos es que algo funciona. Cuando los diálogos que se producen alrededor de determinados temas fuera de las modas o la actualidad amarillista llegan a enervar, es que ha calado. En general las buenas lecturas trascienden el papel, salen fuera, se ponen las zapatos y echan a andar, nos acompañan, se quedan, empiezan a formar parte. ¿Este trozo de pensamiento de dónde lo saqué, es genuino o en qué libro aparece? Sobre ese efecto que tienen los libros habla este libro. Un libro sobre libros siempre tiene un terreno ganado. Un libro sobre construir lectores va con cierta ventaja: si te acercas a él esto te preocupa, te compete, te pulsa de alguna o muchas maneras. Y este libro, como ente vivo, también tiene y padece mucho de la dispersión que retrata y a su vez, en esta dispersión, en esta acumulación de temas y enfoques sobre las cuestiones que aborda, que vienen y van, se produce una sensación de diálogo, como si se fuese sembrando una semilla que al llegar al final ya nos tiene ocupados y preocupados hacia el título (y lo hace durante, cuando al sacar el libro para leer en el metro, pongo el objeto y el interés y paso a performar como reclamo una escena lectora, dando lugar social al acto de leer, a esa visibilidad necesaria de la que habla).
En casa mi hermana y yo hemos leído vorazmente, ambas lo hacemos ahora, cada una en su piso (ella pronto se muda a construir un hogar propio con su pareja y va a tener un rincón de lectura que me hace salivar y posicionarme como cuidadora de su gata para el verano próximo). Ni mi padre ni mi madre han leído, mi abuela sí, supongo que ella es la culpable de esta afición nuestra que nos da mordiscos al ahorro y nos celebra la miopía. Sé que los libros han sido nuestras piernas, también. Ahora que solo estudio sobre leyes y biblioteconomía los compro, obsesiva, como un compromiso con el tiempo que va haciendo montañita en distintos sitios de la casa. Es sabido que los libros se multiplican y una vez que ha empezado el celo no hay forma de hacer colonia o esterilizar. Una amiga pronto tendrá una casa en un pueblo que rápidamente he entendido como continuación de su biblioteca, ahora que el peso de los libros de Madrid pueden empezar a dañar los cimientos del edificio en donde vive.
De cómo o qué supone esta adicción habla Vicente Luis Mora. De la urgencia de contagiarla, también. Ahora que en casa las cosas están ácidas y corroen si nos quedamos quietos, los libros siguen siendo manta y auxilio. De esto habla el libro también.
Incluyo al final del comentario el índice porque creo que se atisba fenomenal los problemas que el libro sienta sobre la mesa. A saber, la literalidad y todo el borreguismo que le sigue, la erradicación de las humanidades en el sistema educativo para facilitar la productividad sin pensamiento crítico, el saber acumulado, el contenido digital almacenado en silencio, sin que llegue a la mano, el del saltito entusiasmado al leer. La ya citada escritura como salvación; la prisa académica y el trabajo intelectual por proyectos (que paralelamente ha desarrollado Remedios Zafra); la desmemoria como síntoma urgente del algoritmo y el mercado como decantadores de cultura; la parte positiva que existe también en la visibilidad en redes de lecturas y libros, lo que supone tener a la mano todos estos textos y las herramientas de procesadores de textos; una crítica hacia determinada literatura juvenil y la pérdida de imaginación en los libros infantiles; la distracción y su tópico, absolutamente documentada para tranquilidad nuestra a través de 8/9 páginas de testimonios de escritores de todas las épocas; el saber que nunca se estará a solas con los libros; la relectura; la identidad puesta a lomitos de libros en las estanterías, iniciativas para crear lectores, la esperanza, por mencionar unos cuantos.
El libro está plagado a citas y acabará llenito de subrayados. Desde el índice se podría jugar a itinerarios temáticos y reordenar esta misma lectura en varios bloques, de hecho no me extrañaría que pasados unos meses al abrir el libro el orden sea otro, estrábico también de su propio origen, acumulativo, espectral.
ÍNDICE:
Hipótesis general
Infantilización social y falta de lecturas complejas
El mito del último lector
El primer texto
La lluvia en el desierto
El anillo
La lectura, entre objetos y sujetos
La lectura se contagia
El mito de los salvados por la escritura
Formar niños para el mercado. ¿O era para la vida?
La espectralidad de la lectura, I
El mito de la lectura como trance
La cultura escrita en la era de los mensajes de voz
El falso mito de la juventud inmune a los libros
Lectura y cárcel, I
El futuro de la lectura y la cultura escrita en la era digital. Descripción del panorama
La pérdida del respeto al libro
¿Puede el deporte ayudarnos a construir lectores jóvenes?
La deshistorización o desmemoria cultural como la gran amenaza para las futuras generaciones
Cómo salir del día de la marmota
Indefensos sin memoria
Elementos positivos
Los booktubers
La red social de los libros
La lectura es una traducción
La espectralidad de la lectura, II
Acumulación
El manido tópico de la distracción
Ya nunca estarás a solas
Las voces alarmistas
Pequeña apología de la distracción
No es distracción, es que también hay una gramática de la lectura
La lectura estrábica
La importancia del físico
La gestión del tiempo del ocio
El mito de los muertos a causa de los libros
La lectura y la experiencia
Habitaciones propias y habitaciones conectadas
La espectralidad de la lectura, III
Relectura
¿Será Hao Yu el último lector?
Dejad que los niños y adolescentes se acerquen a los libros
Escenas de imitación lectora de los padres
Más sobre el delicado asunto de las lecturas obligatorias
¿Los jóvenes prefieren la lectura juvenil? También prefieren el cannabis, las grasas polisaturadas, el tabaco y el ciberacoso, pero contra esas elecciones les prevenimos
Un modelo: la colección Tus libros de Anaya de los años 80
La perversión de la lectura instrumental y la lectura por proyectos
La lectura holística
La segunda familia: la bibliomanía
El bibliómano, ¿nace o se hace?
Tu biblioteca habla (de ti)
Tu biblioteca es tu psique expandida
La guerra entre bibliófilos y bibliómanos
Lectores
De la Biblioteca universal a la Biblioteca de Babel
¿Leer todos los libros?
La biblioteca pública
La psique expandida de la biblioteca pública
La angustia de la biblioteca
Interregno
Quien lee, escribe
Quien escribe, lee
La espectralidad de la lectura, IV
La lectura como videojuego
La lectura no nos hace mejores personas, pero tampoco peores
Buenas iniciativas para la lectura
Superhéroes
La lectura como tercer hemisferio
Esperanza
Bibliografía expandida
Notas al final
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